Fue, sin duda, un monstruo, pero en la dirección de las relaciones internacionales él fue el realista supremo: tolerante, listo y también insuperable, el Richelieu de su temporada.Stalin tenía un cierto encanto siniestro. CHARLES DE GAULLEGeneralísimo Stalin and the art of government.El estupor que le produjo ese descubrimiento despertó su interés –un hábito apasionante– por el dictador bolchevique. En este momento, tras décadas de investigación, publica en este libro una sección importante de la ingente documentación acumulada, in memoriam de Stalin en el sexagésimo aniversario de su muerte (5 de marzo de 1953).Aborda la figura del personaje con una mirada limpia y novedosa, esforzándose por saber y comprender a Stalin.No niega que fue uno de los grandes asesinos de la historia, pero reconoce sus poco comúnes virtudes como gobernante. Y le considera «rey filósofo», de déspota ilustrado y constructor.Si sorprendente es descubrir el día de hoy puntos noticiosos del líder soviético, quizá sea el talento que expone el creador para sacar el máximo partido a distintos registros (las memorias, las citas, la dramatización, los diálogos, aun las anécdotas) lo que convierten esta obra sobre Stalin en una lectura apasionante.