Este libro es una aproximación rigurosa a la vida de entre las personalidades mucho más importantes de Asturias en la segunda mitad del siglo XX, durante la que Luis Adaro Ruiz-Falcó desplegó una excepcional actividad al servicio de la zona y de su gente, además de hacer una notable acción empresarial en la industria familiar, fundada por su abuelo Luis Adaro y Magro en los comienzos de ese siglo. Ingeniero de minas, el ilustre gijonés inició en los primeros años sesenta, en que accedió a la presidencia de la Cámara de Comercio Industria y Navegación de Gijón, el avance de una serie de acciones que tuvieron su punto de arranque en la recreación de la Feria de Muestras, que en los años treinta habían servido de revulsivo para la industria regional y de escaparate para sus producciones. A partir de ese momento Luis Adaro se supone en todas las ideas propias y ajenas dirigidas a lograr el avance de Asturias, así como autopista Y, la autopista del Huerna, el aeropuerto, la ampliación del puerto de Gijón, etc., a la vez que desarrollaba su nueva vocación de estudioso y divulgador de la historia del puerto gijonés y otros de la zona, además de la historia minera e industrial de Asturias. Él mismo manifestó que durante esa tarea estudiosa por los ficheros y bibliotecas de España se había encontrado con Jovellanos, y que él había sido quien encauzó esa manifestación de su talento. Algunos autores y asturianos de distintas ocupaciones, entrevistados para la realización de esta obra, no vacilaron en calificar a Adaro como el Jovellanos de la segunda mitad del siglo XX. Simultáneamente, Luis Adaro, hombre de profunda fe religiosa, desarrolló una intensa actividad popular, primero desde la Acción Católica Gijonesa (fue presidente de la Cocina Económica) y más tarde desde el Opus Dei, a cuya institución se acercó tras el fallecimiento de su mujer, María Covadonga Jove, a fines de los años cincuenta, y de la que llegó a ser miembro supernumerario. Su idea, entusiasmo y tesón rindieron grandes servicios a Asturias y, en tiempos bien difíciles, a cientos de familias necesitadas, de tal manera que su obra dejó una profunda huella, la que son capaces de abrir quienes entregan su vida sin reposo al servicio de los demás.