Salma se puso el pañuelo azul en la cabeza, se enrolló su ntama de rayas, se puso su collar de cuentas blancas y las sandalias amarillas. Se guardó la lista de su abuela en un pliegue de la falda, se colocó el cesto sobre la cabeza y dijo adiós a su abuela dándole un beso.
No te entretengas, ve al mercado y luego derechita a casa, ¿eh?, le dijo la abuela. Y NO hables con extraños, ¿me oyes?, Sí, abuela, te lo prometo, dijo Salma.