El libro se articula en torno a la idea fundamental de que la crisis del capitalismo no es solo una fluctuación económica, sino un síntoma de un sistema inherentemente insostenible y desigual. Lilley presenta una serie de argumentos que expone la naturaleza intrínsecamente destructiva del capital, enfocándose en su capacidad para generar crisis cíclicas, la concentración del poder y la desigualdad, y la destrucción de los recursos naturales. El autor no se limita a criticar el sistema, sino que ofrece un análisis detallado de sus mecanismos de funcionamiento y de cómo estos mecanismos contribuyen a la crisis.
La obra se construye alrededor de varios ejes temáticos interrelacionados. En primer lugar, se examina la historia del capitalismo, desde sus orígenes hasta el neoliberalismo contemporáneo, destacando cómo las diferentes etapas han moldeado el sistema y las luchas sociales que lo han acompañado. Se analiza la transformación del trabajo, la mercantilización de las relaciones humanas y la expansión del consumismo. En segundo lugar, el libro explora las ideas de diversas escuelas de pensamiento crítico, incluyendo el marxismo, el feminismo, el ecologismo y el poscolonialismo. Lilley muestra cómo estas diferentes perspectivas ofrecen herramientas valiosas para comprender y desafiar el poder del capital.
Uno de los aspectos más destacables del libro es su reconocimiento de la “durabilidad del capitalismo”, en lugar de considerarlo un fenómeno efímero. Esto significa que, a pesar de sus crisis y contradicciones, el capitalismo ha demostrado una capacidad notable para adaptarse y sobrevivir, a menudo a través de la innovación y la adopción de nuevas estrategias. Lilley muestra cómo el neoliberalismo, con su énfasis en la privatización, la desregulación y la reducción del gasto público, ha amplificado la capacidad del capital para adaptarse y perpetuarse.
Además, el libro aborda las causas del “retroceso de la izquierda”, analizando las debilidades internas del movimiento socialista y su incapacidad para responder eficazmente a los desafíos planteados por el capitalismo contemporáneo. Lilley sugiere que la izquierda ha tenido dificultades para generar una narrativa coherente y convincente, y ha perdido el contacto con las necesidades y aspiraciones de las personas. El autor defiende la necesidad de una izquierda más radical, que se base en la solidaridad, la autoorganización y la acción directa.
El libro no se limita a un simple análisis teórico; proporciona un mapa de las múltiples líneas de ataque contra el capital. Lilley advierte contra la tentación de adoptar una visión reduccionista o dogmática, y destaca la importancia de la flexibilidad y la adaptación. El autor sugiere que la izquierda debe construir una estrategia que sea capaz de responder a una amplia gama de desafíos, reconociendo que no existe una única solución para la crisis del capitalismo.
Una de las ideas centrales del libro es la importancia de la “autonomía” y la “autoorganización”. Lilley defiende la necesidad de que las personas y las comunidades se organicen por sí mismas, creando redes de apoyo y resistencia que puedan desafiar el poder del capital. El autor promueve la idea de que la acción colectiva, basada en la solidaridad y la confianza, es fundamental para transformar la sociedad.
El libro también aborda la cuestión de la “ecología del poder”, es decir, las relaciones de poder que existen entre los humanos y el medio ambiente. Lilley argumenta que el capitalismo ha llevado a una explotación descontrolada de los recursos naturales, y que esto tiene consecuencias devastadoras para el planeta. El autor defiende la necesidad de una “ecología política” que tome en cuenta las relaciones de poder que existen entre los humanos y el medio ambiente.
Más allá de las tácticas y estrategias, el libro ofrece un profundo análisis de la cultura del capitalismo. Lilley argumenta que el capitalismo ha creado una cultura de consumo, egoísmo y desigualdad, y que esto tiene consecuencias negativas para la salud mental y el bienestar de las personas. El autor defiende la necesidad de una cultura más basada en la comunidad, la solidaridad y la justicia.
Opinión Crítica de Combatiendo El Capital: Unafronte a la complejidad
«Combatiendo El Capital» es un libro valioso y desafiante, pero no está exento de críticas. La principal fortaleza del libro reside en su pluralismo y su capacidad para reunir ideas de diferentes campos de pensamiento. Lilley logra ofrecer un análisis complejo y matizado de la crisis del capitalismo, y evita caer en simplificaciones o dogmas. Sin embargo, en ocasiones, el libro puede resultar un tanto disperso y desorientador, debido a la gran cantidad de ideas que presenta.
A pesar de su amplitud, el libro no ofrece un modelo concreto para la izquierda. Lilley advierte contra la tentación de adoptar un “modelo único”, y sostiene que la izquierda debe crear su propia estrategia, basada en el análisis crítico y la acción colectiva. Esto puede ser frustrante para aquellos que buscan un manual de instrucciones, pero es precisamente esta ausencia de soluciones fáciles lo que hace que el libro sea tan valioso.
La crítica de Lilley al “retroceso de la izquierda” es acertada, pero también puede resultar sombría. Es cierto que la izquierda ha tenido dificultades para responder eficazmente a los desafíos del capitalismo contemporáneo, pero no es suficiente con identificar los problemas. Es fundamental proponer soluciones y acciones concretas.
Finalmente, la conclusión del libro, que describe un horizonte de esperanza a pesar de la “crisis”, es un punto clave. Lilley sugiere que a pesar de la profunda crisis que enfrenta el capitalismo, existe una oportunidad para construir una sociedad más justa, equitativa y sostenible. Sin embargo, es importante recordar que esta oportunidad solo se materializará si la izquierda es capaz de unirse y actuar de manera eficaz. Se recomienda, sin duda, leer «Combatiendo El Capital» para profundizar en este análisis y estimular la reflexión crítica sobre el futuro de la izquierda.


