Su iniciativa es fácil y directa, como lo son las enseñanzas sabias de todas las tradiciones espirituales: querer lo que es, querer lo que somos y querer a todos los que son.
En esta obra aprendemos a reconocer y habitar en forma capaz el Alma Gregaria que nos vincula con nuestros grupos de pertenencia familiar y social. Entonces, vamos a ir de a poco desplazando el foco hacia la Enorme Alma para presenciar allí de qué forma emerge nuestro ser mucho más auténtico.
Desde la perspectiva del alma la vida diaria se regresa puro disfrute y aceptación, dando por terminada la pelea por imponer en cada momento los pequeños deseos de nuestra limitada personalidad.
Como exactamente el mismo creador nos sintetiza: «el gran tema de este libro, al fin y al cabo, es el viejo tema de la intención en oposición al destino, de los designios del pequeño yo personal frente a los dictámenes de la enorme intención, de la enorme sabiduría definitiva».
Frecuentemente estamos con que los libros que tratan sobre la conexión con el alma o el espíritu parecen no estar liderados a nosotros, sino más bien a seres inmaculados vestidos de blanco y viviendo en un estado de gracias permanente.
Este libro que tienes en tus manos, en cambio, aunque profundo y también inspirador, está dirigido con maestría y complicidad a seres de carne y hueso, reales y concretos, con sus dudas y certidumbres, con sus aciertos y fracasos. Como exactamente el mismo creador se hace cargo de avisar:
Este libro no es para inocentes. Al revés, es para aquellos que experimentaron en algún momento las ineludibles inclemencias y adversidades del vivir; para los que conocen el amor pero también el desamor, la alegría pero también la tristeza; para los que han tenido la suerte de cometer errores, confundirse mucho o poco, sentirse responsables alguna vez y, sobre todo, ser menos buenos de lo que hubieran deseado. Y para los que tienen o han tenido dificultades, pues ellos sí han dado con lo fundamental humano, aquello que nos permite medrar y convertirnos en personas reales.