Gayo Marcio Coriolano y Alcibíades sufrieron un destino similar: ambos se enfrentaron con sus pueblos y fueron juzgados, condenados y obligados a vivir en el exilio; ambos hallaron asilo entre sus enemigos y lucharon contra sus conciudadanos; y ambos fallecieron en el exilio, víctimas de la envidia o del temor de los enemigos. No obstante, muestran notables diferencias, tanto por su orientación, el uno mucho más político y el otro un soldado, como por su condición, el uno refinado y culto y el otro rudo, sin capacitación e inflexible; aquel fue bivalente y polytropos (como el Odiseo de Homero) y éste directo, simple y monolítico; pero los 2 responden al término platónico-plutarqueo de «grandes naturalezas», capaces de alcanzar los mayores logros, tal como de causar los peores males a los suyos. Estos personajes son ejemplo ellos mismos de actitudes tiránicas; si bien asimismo en esto hay una diferencia entre ambos: mientras que los antagonistas individuales de Coriolano forman parte a la denostada especie del demagogo (con el tirano, otro de los tipos políticos mucho más abominables para Plutarco), representada en los tribunos de la plebe, con Alcibíades se personaliza tanto aquel como éste.
«El Coriolano es entre las Vidas paralelas un archivo inusual para entender la forma en que Plutarco reelabora, sintetiza y, cuando es necesario, amplía los materiales de que dispone. Con la Vida de Alcibíades nos encontramos ante entre los ejercicios de caracterización psicológica mucho más ricos de la historia del género biográfico».
Aurelio Pérez Jiménez