“Una Fotografía Mal Hecha” de Mercedes Neuschafer Carlon, publicada por Rialp, es mucho más que una simple novela de misterio. Es un ejercicio de intriga, un juego de deducción y una invitación a sumergirse en la Barcelona de los años ochenta, una ciudad vibrante, con sus luces y sombras, y llena de personajes inolvidables. La novela, con su segunda edición, se ha mantenido sorprendentemente vigente, y su popularidad se debe, en gran parte, a la manera en que Neuschafer Carlon construye la trama, mezclando la tensión narrativa con elementos de humor y una cuidadosa descripción del entorno. La historia, aparentemente sencilla, se revela como una compleja red de sospechas y engaños, que desafía al lector a seguir el rastro de pistas y a descubrir la verdad antes que los propios detectives.
La novela destaca por su capacidad para transportar al lector a una época y a un lugar. El retrato de Barcelona en la década de los 80, con su efervescencia cultural y sus contrastes sociales, no es un mero telón de fondo, sino un personaje en sí mismo. La atmósfera, la música, la moda y las costumbres de la época se entrelazan con la trama, enriqueciendo la experiencia de lectura y añadiendo una capa de autenticidad y nostalgia. Al mismo tiempo, la estructura narrativa, con sus constantes giros y sorpresas, mantiene al lector enganchado y deseoso de descubrir la verdad.
La historia se centra en un grupo de amigos, unidos por una celebración de cumpleaños, que decide pasar un fin de semana en la costa barcelonesa. Entre ellos se encuentra Miguel, un joven fotógrafo con una afición por los trucos y las ingeniosas perspectivas; Elena, una mujer de negocios astuta y con un secreto; y Juan, un ex-policía, ahora un empleado de seguridad, con un pasado turbio y un alma de detective. Lo que empieza como una fiesta despreocupada, pronto se convierte en una situación de pánico cuando la vida de Miguel, el fotógrafo, es interrumpida por un secuestro.
La desaparición de Miguel desencadena una investigación que lidera, de manera informal, Juan, el ex-policía. A medida que se desentrañan los detalles de lo sucedido, se revela una red de secretos, mentiras y rencores que involucra a personajes de diversos ámbitos: un empresario sin escrúpulos, una mujer misteriosa que aparece y desaparece, y un antiguo rival de Juan. La investigación se convierte en un juego detectivesco en el que el lector, como espectador, debe analizar las pistas, cuestionar a los sospechosos y formular sus propias teorías.
La historia va más allá de un simple relato de secuestro. La novela explota la habilidad del lector para el pensamiento deductivo. Neuschafer Carlon habilidosamente distribuye las pistas, algunas evidentes y otras sutiles, haciendo que el lector tenga que trabajar activamente para reconstruir los hechos. El propio Miguel, con su afición por la fotografía “mal hecha”, se convierte en un elemento clave para la resolución del misterio, ya que sus extrañas perspectivas y su capacidad para captar detalles que otros pasan por alto, le permiten ver la verdad que se esconde a plena vista. El libro es un ejercicio de resolución de problemas que anima al lector a ejercitar su ingenio.
El relato se desarrolla en varios escenarios: la bulliciosa ciudad de Barcelona, con sus calles estrechas y sus plazas llenas de vida; un lujoso y aislado hotel en la costa, donde se desarrolla gran parte de la acción; y los apartamentos y oficinas de los personajes, donde se revela sus secretos y motivaciones. La ambientación, en cada caso, añade complejidad a la trama, proporcionando laico, y en ocasiones, pistas falsas.
A medida que avanza la investigación, se desvela poco a poco la verdadera identidad del secuestrador y sus motivos. La resolución del misterio no es el resultado de un simple golpe de suerte, sino del trabajo metódico y la perspicacia de Juan, que, a pesar de su pasado, demuestra ser un hombre de principios y un observador agudo. La novela también explora temas como la amistad, el honor, la traición y la reputación, mostrando cómo estas cuestiones pueden influir en las decisiones de los personajes y en el curso de la historia. El autor utiliza magistralmente el suspense para mantener al lector en vilo hasta el final.
La novela también ofrece una mirada a la sociedad de la época, con sus contrastes sociales y sus valores. La figura de Juan, el ex-policía, refleja una cierta desconfianza hacia las instituciones y una preferencia por la justicia personal. Además, la novela explora el papel de la mujer en la sociedad de la década de los 80, mostrando a personajes femeninos fuertes y autónomas, que desafían las convenciones sociales. La fotografía, más que un simple elemento narrativo, adquiere un significado simbólico dentro de la historia, representando la capacidad de ver la verdad en la apariencia engañosa de las cosas.
Opinión Crítica de Una Fotografía Mal Hecha (2ª Ed.):
“Una Fotografía Mal Hecha” es una novela inteligente y entretenida que ha sabido mantenerse vigente a lo largo del tiempo. Mercedes Neuschafer Carlon ha logrado crear una trama compleja y absorbente, que desafía al lector a participar activamente en la resolución del misterio. La novela es un ejemplo de cómo combinar el género del thriller con elementos de intriga y suspense, creando una experiencia de lectura enriquecedora y estimulante.
La fortaleza de la novela reside, en gran medida, en su estructura narrativa, que es un juego de «detectives y verdugo». El autor habilidosamente dota al lector de las piezas necesarias para llegar a una conclusión. Además, los personajes son bien construidos y creíbles, con motivaciones claras y personalidades distintivas. Aunque algunos personajes secundarios pueden parecer algo caricaturescos, la figura de Juan, el ex-policía, es particularmente interesante, representando un arquetipo del detective astuto y perseverante. el libro se presenta como una lectura muy agradable y la lectura es un ejercicio muy entretenido.
Sin embargo, es importante señalar que la novela puede resultar un tanto lenta en algunos momentos, especialmente en la primera mitad, cuando se desarrolla la presentación de los personajes y la ambientación. Además, la resolución del misterio, aunque satisfactoria, puede resultar un poco inverosímil para algunos lectores. No obstante, estas pequeñas imperfecciones no restan mérito a la calidad de la novela, que sigue siendo una excelente opción para los amantes del género del thriller y para aquellos que disfrutan de un buen juego de detectives. La novela es altamente recomendable para aquellos que buscan una lectura entretenida y que les guste un buen ejercicio para el cerebro.