En esta excepcional novela autobiográfica, Edna O’Brien nos charla, con una voz femenina tan sutil como vigorosa, acerca de la sexualidad y la muerte, la familia y la iniciación a la vida. Se habla, en cierta manera, de un libro sobre de qué manera medramos, sobre de qué manera se crea nuestra identidad; y, asimismo, sobre la difícil vida de las mujeres en un tiempo lleno de enfrentamientos de un tipo u otro.
Un espacio pagano, hermosamente bíblica a veces, es probablemente la verdadera novela de Edna O’Brien sobre Irlanda: su texto mucho más exacto y de lenguaje mucho más certero acerca de aquellos paisajes, tan maravillosos como horribles al unísono, que una vez fueron su hogar. Y en sus páginas se cuenta no solo una vida irlandesa —la de una pequeña que se transforma en mujer—, sino la experiencia de la cual surge esa singularidad. O’Brien sabe llegar al corazón mismo de la verdad y de sus contradicciones, religiosas, sociales o políticas, en una Irlanda de aldeas rurales y campos de cebada, de druidas en el bosque y bebés sin padre popular en el vientre, de pequeñas traviesas y hombres armados y borrachos. En sus páginas, hermosas y también inolvidables, habita la vida misma.