Tenía que ser jueves el día en el que acabara todo. Pero bastaron tres segundos para que, aquel jueves, comenzara todo. Un fallo de cálculo que resultó ser un acierto inesperado. Una gran personaje principal que, desde ese momento, va a hacer las cosas a su manera. Una hipercontaminada, hiperpoblada y también irrespirable megalópolis repleta de gente pero vacía de ánimas. Una insolente y desengañada bebedora compulsiva de café que escoge que ha llegado el instante de que las cosas dejen de ser como son y sean como deben ser. Unos individuos sin nombre real pero con denominación de origen. Y alguna muerte, que eso siempre gusta bastante. Una historia delirante que vas a poder dejar de leer (si puedes) en cualquier momento.