Este escrito huye de la tentación de establecer taxonomías, o tranquilizadoras clasificaciones de las escaleras. Por el hecho de que, de la misma los líquenes, se trata de una de esas especies que pertenecen a varios mundos y llenan simultáneamente varias dimensiones: son primitivas y no obstante es imposible describir varios de los mejores espacios de la contemporaneidad sin poner en valor su presencia. Son básicas y no obstante en torno a ellas se dan situaciones complejas y casi invisibles en el día a día.
Las escaleras son un componente primordial de la arquitectura y el primer y más sencillo sistema para el desvelamiento de sus modos de conexión debido a que se relacionan con extrema sencillez personas y situaciones a diferente nivel. Son un especial arquetipo arquitectónico, simbolizan el propósito de la composición y merced a ellas es posible exactamente la misma iniciativa de secuencia de espacios. Como hacen los puentes al cruzar vales y ríos, las escaleras crean lugares en sus 2 extremos siendo en sí mismas uno particular.
Sin estudiar este arquitectónico ser unicelular, resulta irrealizable comprender, siquiera hoy, lo que significa lo vertical en términos sicológicos, ni es posible que tampoco, en otro extremo, entender cualquier iniciativa de avance popular en concepto de ascenso o descenso. De su combinatoria, de su producción y de su cultivo es dependiente, en decisión correcta, como seres testigo que son, el avance y los descubrimientos futuros de nuestra arquitectura.