Sin Inventar Nada: El Polvo Anonimo Del Gulag

Fue precisa la glasnost a fin de que los recuerdos autobiográficos de Lev Y también. Razgón tengan la posibilidad de ver la luz en 1987, pero desde ese momento se convirtieron en una parte imprescindible de la literatura del Gulag, conocida al lado de las obras de Evgenia Ginzburg, Shalamov o Solzhenitsin. A diferencia de estos el testimonio de Razgón de los diecisiete años que llegó a pasar en campos de trabajo, entre 1938 y 1955, se identifica por su actualizada composición fragmentaria, por su narración chejoviana, por su yo poco entrometido que aspira menos a reconstruir la propia experiencia que a recordar la vida del resto: la vida de quienes cayeron en el olvido, transformados en ‘polvo anónimo de Gulag’. Sin inventar nada es un tradicional del siglo XX: no sólo conmueve como documento, sino por su calidad literaria excepcional.