La convicción de Arthur Schopenhauer (1788-1860) de que la filosofía no debía ser una mera elaboración de teorías y construcciones de pensamiento, sino más bien guía para adopción de decisiones vitales y de una determinada concepción de la vida, se expone en los textos que, para uso y reflexión personal, fue escribiendo a lo largo de su vida, como «El arte de tener razón», «El arte de hacerse respetar» o «El arte de insultar». A tal fin obedece también «El arte de conocerse a sí mismo», cuaderno íntimo o vademécum personal que el pensador tituló desde la antigua y conocida sentencia griega, y en el que iba apuntando observaciones autobiográficas, recuerdos, medites, indicaciones pragmáticas, reglas de comportamiento, máximas, citas y refranes. Restaurado por Franco Volpi, en él se pueden admitir las reglas básicas de su filosofía de la vida: autarquía, respeto de sí, amor propio, soledad, aristocracia de la inteligencia, una sana misantropía, reserva en el trato con el otro sexo, etcétera.: un ingreso directo y sencillo a las ideas mucho más personales del principal creador del pesimismo.
La convicción de Arthur Schopenhauer (1788-1860) de que la filosofía no debía ser una mera elaboración de teorías y construcciones de pensamiento, sino más bien guía para adopción de decisiones vitales y de una determinada concepción de la vida, se expone en los textos que, para uso y reflexión personal, fue escribiendo a lo largo de su vida, como «El arte de tener razón», «El arte de hacerse respetar» o «El arte de insultar». A tal fin obedece también «El arte de conocerse a sí mismo», cuaderno íntimo o vademécum personal que el pensador tituló desde la antigua y conocida sentencia griega, y en el que iba apuntando observaciones autobiográficas, recuerdos, medites, indicaciones pragmáticas, reglas de comportamiento, máximas, citas y refranes. Restaurado por Franco Volpi, en él se pueden admitir las reglas básicas de su filosofía de la vida: autarquía, respeto de sí, amor propio, soledad, aristocracia de la inteligencia, una sana misantropía, reserva en el trato con el otro sexo, etcétera.: un ingreso directo y sencillo a las ideas mucho más personales del principal creador del pesimismo.
La convicción de Arthur Schopenhauer (1788-1860) de que la filosofía no debía ser una mera elaboración de teorías y construcciones de pensamiento, sino más bien guía para adopción de decisiones vitales y de una determinada concepción de la vida, se expone en los textos que, para uso y reflexión personal, fue escribiendo a lo largo de su vida, como «El arte de tener razón», «El arte de hacerse respetar» o «El arte de insultar». A tal fin obedece también «El arte de conocerse a sí mismo», cuaderno íntimo o vademécum personal que el pensador tituló desde la antigua y conocida sentencia griega, y en el que iba apuntando observaciones autobiográficas, recuerdos, medites, indicaciones pragmáticas, reglas de comportamiento, máximas, citas y refranes. Restaurado por Franco Volpi, en él se pueden admitir las reglas básicas de su filosofía de la vida: autarquía, respeto de sí, amor propio, soledad, aristocracia de la inteligencia, una sana misantropía, reserva en el trato con el otro sexo, etcétera.: un ingreso directo y sencillo a las ideas mucho más personales del principal creador del pesimismo.
