La historia comienza con la pequeña princesa, una niña con una particular forma de expresarse que, llamémoslo, “demanda” con frecuencia. Sus padres, conscientes de esta tendencia, trabajan diligentemente para enseñarle a solicitar lo que necesita de una manera educada y respetuosa. A través de conversaciones constantes, ejemplos prácticos y ejercicios de role-playing, la princesa aprende gradualmente la importancia de decir “
y fácil de seguir, incluso para los niños más pequeños. El ritmo es adecuado y la narrativa es fluida, manteniendo la atención del lector desde principio a fin. El lenguaje utilizado es claro y sencillo, evitando términos complejos que puedan resultar confusos para los niños. La ilustración, aunque no es un elemento central de la historia, es colorida y atractiva, complementando la narrativa de manera efectiva.
Sin embargo, lo que realmente destaca del libro es su enfoque innovador. En lugar de simplemente sermonear sobre la importancia de la politeza, “¡Quiero Mi Comida!” la presenta a través de una historia interactiva y divertida. La relación entre la princesa y el monstruo es un ejemplo perfecto de cómo un personaje con características inusuales puede ser una herramienta eficaz para transmitir valores importantes. La historia es especialmente valiosa para los padres y educadores que buscan herramientas para enseñar a sus hijos sobre la comunicación y el respeto.
“¡Quiero Mi Comida!” es un cómico y educativo que no sólo entretiene, sino que también educa. Se recomienda encarecidamente a los padres que buscan una forma de fomentar buenos hábitos en sus hijos. Es una lectura ideal para introducir conceptos importantes de una manera lúdica y atractiva. La obra es un excelente complemento a las conversaciones familiares y puede ser un punto de partida para hablar sobre la importancia de ser amable, agradecido y considerado con los demás. Es una historia que, sin duda, durará en el tiempo.


