Los entusiastas de Chesterton formamos una alegre cofradía en la que pueden convivir felizmente tirios y troyanos. Tan solo están excluidos de ella los puritanos, los fanáticos, los ceñudos y los amargados, por el hecho de que Chesterton amaba la vida y quien no quiere la vida nunca lo va a poder comprender, ni a él ni sus libros. Después de los éxitos de sus libros anteriores (Corto tratado sobre la estupidez humana y Corto tratado sobre la alegría), Ricardo Moreno Castillo procura reproducir en este ensayo algunas de las polémicas y diálogos que mantuvo, a lo largo de los años, con el escritor británico a través de la lectura atenta de sus innumerables libros.
Los entusiastas de Chesterton formamos una alegre cofradía en la que pueden convivir felizmente tirios y troyanos. Tan solo están excluidos de ella los puritanos, los fanáticos, los ceñudos y los amargados, por el hecho de que Chesterton amaba la vida y quien no quiere la vida nunca lo va a poder comprender, ni a él ni sus libros. Después de los éxitos de sus libros anteriores (Corto tratado sobre la estupidez humana y Corto tratado sobre la alegría), Ricardo Moreno Castillo procura reproducir en este ensayo algunas de las polémicas y diálogos que mantuvo, a lo largo de los años, con el escritor británico a través de la lectura atenta de sus innumerables libros. Polemizar sobre temas de actualidad con Chesterton no es labor fácil, por el hecho de que a veces usa razonamientos que no persuaden pero cuya brillantez le deja a uno sin contestación. Como destaca Ignacio Peyró en su prólogo, rastrear razonamientos entre sus libros y sentarlo a dialogar con las supersticiones de nuestros contemporáneos «tiene algo de temeridad–bendita temeridad–, de audacia en el límite, cuando no del pretencioso afán boswelliano. Pero, como a Boswell, la idea, esta sí que feliz, le ha salido bien». Nos encontramos frente a un libro brillante, «champán para la inteligencia», donde el aforismo chestertoniano invita a la lectura y a la reflexión, en un lúcido diálogo con nuestros tradicionales, y en defensa incansable del valor de la tradición humanista. Combinación magistral de «saqueo erudito y trabajo benedictino», lo destacado que tenemos la posibilidad de decir de este libro es que al propio Chesterton le hubiera dado gusto bastante.
Los entusiastas de Chesterton formamos una alegre cofradía en la que pueden convivir felizmente tirios y troyanos. Tan solo están excluidos de ella los puritanos, los fanáticos, los ceñudos y los amargados, por el hecho de que Chesterton amaba la vida y quien no quiere la vida nunca lo va a poder comprender, ni a él ni sus libros. Después de los éxitos de sus libros anteriores (Corto tratado sobre la estupidez humana y Corto tratado sobre la alegría), Ricardo Moreno Castillo procura reproducir en este ensayo algunas de las polémicas y diálogos que mantuvo, a lo largo de los años, con el escritor británico a través de la lectura atenta de sus innumerables libros. Polemizar sobre temas de actualidad con Chesterton no es labor fácil, por el hecho de que a veces usa razonamientos que no persuaden pero cuya brillantez le deja a uno sin contestación. Como destaca Ignacio Peyró en su prólogo, rastrear razonamientos entre sus libros y sentarlo a dialogar con las supersticiones de nuestros contemporáneos «tiene algo de temeridad–bendita temeridad–, de audacia en el límite, cuando no del pretencioso afán boswelliano. Pero, como a Boswell, la idea, esta sí que feliz, le ha salido bien». Nos encontramos frente a un libro brillante, «champán para la inteligencia», donde el aforismo chestertoniano invita a la lectura y a la reflexión, en un lúcido diálogo con nuestros tradicionales, y en defensa incansable del valor de la tradición humanista. Combinación magistral de «saqueo erudito y trabajo benedictino», lo destacado que tenemos la posibilidad de decir de este libro es que al propio Chesterton le hubiera dado gusto bastante.
