Princesa, Vieja Reina

Princesa, Vieja Reina

escrito por Pascal Quignard

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Resumen de Princesa, Vieja Reina

Pascal Quignard, un nombre que evoca una poesía visceral y un compromiso con la belleza en sus formas más dispares, nos entrega en «Princesa, Vieja Reina» una obra que desafía las convenciones narrativas. No se trata simplemente de cinco historias interconectadas; es una experiencia sensorial, un viaje a través del tiempo y la memoria, tejido con la danza, la música y, sobre todo, con la fuerza de los vestidos. El libro, publicado por Interzona Editora, se erige como un testamento de la capacidad de Quignard para transformar la historia en algo profundamente personal y evocador, utilizando la imagen del vestido como el eje central de su narrativa.

La obra se presenta como una meditación sobre la vida, la muerte, la identidad y el poder de la memoria, utilizando la figura de una mujer que, a lo largo de siglos, se ha transformado en princesa, reina y finalmente, anciana. Quignard no busca ofrecer respuestas definitivas; más bien, nos invita a reflexionar sobre las múltiples facetas de la existencia humana a través de la belleza y la complejidad de las historias que presenta. El libro es una invitación a la contemplación, un baile silencioso entre el lector y la voz de la mujer, que se manifiesta a través de los vestidos que la acompañan.

La estructura de «Princesa, Vieja Reina» se basa en cinco relatos que se entrelazan de forma aparentemente aleatoria, pero que al explorar más a fondo, revelan una conexión profunda y significativa. Cada uno de estos relatos se centra en un vestido diferente, un objeto que sirve como puerta de entrada a un momento específico de la historia. El primer vestido, una túnica carolingia, nos transporta a la época de Carlomagno, a la grandeza y la decadencia de su imperio, a los intrigas palaciegas y a la sensación de poder. A través de este vestido, Quignard evoca un mundo de caballeros y señores, de reyes y reinas, de fe y de poder.

El segundo relato gira en torno a un traje de dócil seda china, que nos lleva a la corte de la dinastía Tang, a la sofisticación y la poesía de la cultura china. Este vestido, de color blanco impecable, simboliza la pureza, la armonía y el respeto por las tradiciones. A través de este relato, Quignard explora la importancia de la estética, el papel de la mujer en la sociedad china y la belleza inherente a la cultura oriental. El ritmo y la música evocados por la seda china son de una delicadeza asombrosa.

El tercer relato se centra en un recio kimono japonés, un atuendo que contrasta con la elegancia del traje chino. Este kimono, de color negro y estampado de dragones, simboliza el poderío militar y la disciplina del Japón feudal. A través de este relato, Quignard nos muestra la brutalidad de la guerra, la importancia del honor y el sacrificio, y la complejidad de la sociedad japonesa de la época. El sonido que se sugiere es el de la madera raspando en la piedra, un ritmo implacable.

El cuarto relato se refiere a un abrigo de piel inmenso, un vestuario que transmite la crudeza de la vida en el norte, en un mundo donde la supervivencia es una lucha constante. Este abrigo, de color marrón oscuro, nos transporta a la edad de hielo, a los tiempos de los nómadas y los guerreros, a la fuerza de la naturaleza y la fragilidad de la existencia. Quignard sugiere el sonido del viento aullando entre las rocas.

Finalmente, el quinto relato se centra en un vestido con miriñaque del Segundo Imperio, un atuendo que combina la opulencia y el misterio de la corte rusa. Este vestido, de color dorado y con incrustaciones de pedrería, nos transporta a la época de Pedro el Grande, a la modernización de Rusia y a la llegada del Occidente. Quignard nos muestra la ambición, el poder, la grandeza y la decadencia de la nobleza rusa. El sonido aquí es una mezcla de música de órgano y el golpe de un clavo.

Estos cinco relatos, aparentemente desconectados, se unen para formar una historia más grande, un ballet de vestidos y recuerdos que explora la condición humana en toda su complejidad. La obra se construye a través de la repetición, elipsis y la sugerencia, invitando al lector a completar los huecos y a dar su propia interpretación.

Quignard no narra eventos históricos de forma tradicional. En lugar de ofrecer una cronología lineal de acontecimientos, utiliza los vestidos como vehículos para explorar estados de ánimo, emociones y percepciones. Cada vestido no es solo un objeto de vestir, sino un portal a un recuerdo, un sueño, una fantasía, una verdad. Los vestigios de las estaciones también juegan un papel crucial. La nieve, el sol, la lluvia, el calor, todos dan forma a la experiencia de la mujer y de los entornos en los que se mueven.

La belleza de «Princesa, Vieja Reina» reside en su ambigüedad. Quignard no se preocupa por ofrecer respuestas claras, sino por estimular la imaginación y la reflexión. El libro es una invitación a dejarse llevar por las imágenes y los sonidos, a dejarse conmover por la belleza y la tristeza de la vida. La obra tiene una cualidad onírica, como un sueño en el que los límites entre lo real y lo imaginario se desdibujan. Se logra mediante la repetición de motivos y la interconexión de las historias, creando una sensación de unidad y coherencia.

El enfoque de Quignard en los detalles sensoriales es particularmente notable. No solo describe los vestidos, sino que también evoca las sensaciones que estos producen: el tacto de la seda, el olor de la piel, el peso del oro, la sensación del viento en la cara. Estas descripciones contribuyen a crear una experiencia inmersiva para el lector, que se siente transportado a los lugares y tiempos de los relatos. La habilidad de Quignard para combinar la historia con la poesía y la música es de una calidad excepcional.

Además, el uso del tiempo en el libro es deliberadamente fragmentado. Los relatos se presentan en forma de episodios, sin una cronología clara. Esto crea una sensación de desorientación y de ambigüedad, y obliga al lector a reconstruir la historia. El tiempo, en «Princesa, Vieja Reina», no es una entidad lineal, sino una fuerza que fluye y se transforma. Esto se refleja en el uso de la repetición y la interconexión de las historias.

Opinión Crítica de Princesa, Vieja Reina

«Princesa, Vieja Reina» es una obra de una belleza y una profundidad sorprendentes. Pascal Quignard ha creado una obra maestra del arte narrativo, una obra que desafía las convenciones y que invita al lector a reflexionar sobre la naturaleza de la memoria, la identidad y la belleza. La obra no busca ser un relato histórico en el sentido tradicional, sino más bien una meditación sobre la condición humana, sobre la búsqueda de sentido y sobre la aceptación de la propia mortalidad. El libro es, en última instancia, una celebración de la vida, con todas sus alegrías y sus tristezas.

Según Silvio Mattoni, “Quignard hace un teatro narrativo. O más bien sus narraciones, halladas o inventadas, están con un cuerpo que las representa, que transforma su ritmo, su música en danza». Esta observación resume a la perfección la esencia de la obra. Quignard no se limita a contar historias, sino que las convierte en experiencias sensoriales, en bailes de palabras y de imágenes. La música, el ritmo, la danza, todos están presentes en la obra, contribuyendo a crear una atmósfera de belleza y de misterio.

Quignard demuestra una maestría inigualable en el uso del lenguaje. Sus frases son poéticas, evocadoras, llenas de imágenes y de metáforas. Su prosa es a la vez elegante y accesible, lo que permite al lector sumergirse por completo en la obra. La combinación de elementos históricos, mitológicos y oníricos es particularmente fascinante. El resultado es una obra que es a la vez compleja y accesible, que puede ser disfrutada tanto por lectores interesados en la historia como por aquellos que simplemente buscan una experiencia literaria enriquecedora.

Recomendación: «Princesa, Vieja Reina» es una lectura que requiere paciencia y atención, pero que recompensa al lector con una experiencia inolvidable. Se recomienda especialmente a aquellos que aprecien la poesía, la música y el arte. Es un libro que se queda contigo mucho tiempo después de haberlo terminado, y que te invita a reflexionar sobre tu propia vida y sobre tu lugar en el mundo. Es un libro para ser leído en un lugar tranquilo, con una buena taza de té, y con la mente abierta a la belleza y al misterio.

Mas información de Princesa, Vieja Reina

Registro ISBN: 9789877900378

image/svg+xml Categoria: Literatura, Narrativa extranjera, Novela contemporánea

Autor: Pascal Quignard

Editorial: Interzona Editora

Numero de paginas: 64

Año de Publicación: 2021

Lugar de publicación: Amadora (portugal)

Encuadernación Original: Tapa Blanda

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