En un día nevado, un niño brinca de un colectivo y pasea entre altos inmuebles de áreas de trabajo, parques y calles concurridas. No entendemos hacia dónde se dirige ni por qué. Caminar solo por la enorme ciudad puede ser aterrador si eres pequeño. «La gente no te ve y el ruido es tan fuerte que a veces amedrenta; incluso es difícil entender hacia dónde ir o qué realizar.» De ahí que, a medida que recorre el vecindario, el protagonista mira atentamente lo que le rodea y da amables consejos a un amigo que no observamos, pero que intuimos. Estas sugerencias incluyen ciertas cautelas que hay que tomar en este laberinto de calles y bullicio, además de advertencias claras sobre cuáles son los rincones donde seguro encontrará un rostro amable, va a poder calentarse o incluso escuchar música… En el momento en que el niño regresa a casa ?el sitio mucho más seguro y tranquilo? la historia da un giro, y entonces descubrimos qué era lo que buscaba y no hallaba mientras paseaba bajo la nieve.