Una Toscana secreta y hechizada, una estación de la Riviera, una Lisboa baudelairliana, un rally de coches de temporada, un perseguidor insuperable de aire distinguido en un tren de Bombay a Madrás. Los cuentos de Tabucchi semejan, en una primera lectura, aventuras existenciales, retratos de viajeros irónicos y agobiados. Pero la aparente sintonía entre lo real y lo contado se convierte de golpe en turbación y desconcierto. En forma de oblicuos `cuentos filosóficos`, las historias de Tabucchi se transforman en una reflexión en torno a la suerte y al peligro de elegir, una tentativa de ver los intersticios que atraviesan el tejido de la existencia. En las páginas de Tabucchi planea una inquietud metafísica que evoca Piero della Francesca, Giorgio De Chirico y Pirandello. Pero este escritor, que ama los individuos excéntricos y las vidas fracasadas, carga sus misterios con una luz extraña: sus jeroglíficos `policíacos` son las pesquisas de un investigador que no busca respuestas, sino un mensaje, una señal, una aparición.