En este libro se levanta el velo del santuario de la vida contemplativa. Brinca de lo hondo de la experiencia orante un torrente de agua viva. Por el hecho de que la vocación contemplativa tiene “de trabajo” acreditar a Dios frente a los hombres: que Dios existe; que Dios se deja experimentar; que Dios transfigura la vida; que Dios hace feliz… que ¡solo Dios basta! En las 31 breves oraciones de este libro, agrupadas en seis episodios y un epílogo, hay una progresión. Delicadamente se va orientando la mente y el corazón. Desde rezar con expresiones de San Francisco pasa a la oración de intercesión que fluye de las ocasiones de la vida. Luego a la oración inspirada en las enseñanzas del Santo, para abrir al fin un sendero de contemplación en las almenas del alma. Sólo quien se ha alimentado asiduamente del espíritu de San Francisco puede interpretar hoy con tanta hermosura y hondura las expresiones de ayer.