En 1944, el ejército soviético había liberado Ucrania y tenía un pie en Polonia. El Estado Mayor del Ejército alemán (OKH) esperaba y deseaba que la próxima ofensiva rusa se realizara desde el norte de Ucrania, lo que hubiese tolerado, según los germanos, avanzar hacia el Reich por la llanura polaca o bien avanzar hacia el Báltico embolsando los grupos de ejército centro y norte. Sin embargo, la Stavka (el Estado Mayor soviético) decidió buscar lo inesperado atacando el frente del Conjunto de Ejércitos Centro bajo el mando de Walter Model. Las líneas protectoras alemanas sí habían sido reforzadas, sin embargo, alén de los kilómetros cercanos adelante, las reservas prácticamente eran inexistentes: la contrariedad cada vez mayor en reponer las bajas, los requerimientos de una guerra en 2 frentes y el autoconvencimiento de que el ataque se generaría mucho más al sur (alentado por la maskirovka soviética) habían hecho desplazar a las pocas unidades con las que, de entrada, se contaba. El 22 de junio de 1944, en el tercer aniversario del comienzo de la operación Barbarroja, empezó la operación Bagration, el nombre que se dio a la ofensiva por la parte de Stalin, dejando sellado el destino de los hombres que componían el Conjunto de Ejércitos Centro, constituyendo, quizás, el mayor desastre al que se vio abocada la Wehrmacht en la Segunda Guerra Mundial.