Hete aquí nueve cuentos y nueve facetas de la experiencia homosexual. La atmósfera es puertorriqueña y el ámbito, Santurce, un vecindario de San Juan que no vive su mejor hora: «Cuadras y cuadras repletas de consultorios médicos, santuarios católicos, evangélicos, mormónicos, rosacruces, espiritistas, judíos y yoguísticos, si es así como dicen. Peste a alcantarillas las veinticuatro horas del día. Calor insoportable. Reguetón, salsa de la vieja, boleros, bachatas, velloneras, billares, máquinas tragamonedas. Barras de mujeres desvistes, barras de dominicanos, barras gays». Planeta despiadado retrata un paisaje trágico, cómico y siempre y en todo momento escandaloso para los hipócritas llevando los recursos de la sátira a cotas magistrales. Y también, por supuesto, los recursos de un lenguaje cuya espontaneidad coloquial aflora en cada personaje. Solamente complejo, mucho más difícil, que lograr la facilidad expresiva: Luis Negrón lo logró.