El contacto con lo salvaje de la naturaleza que rodea a la personaje principal y de los vecinos a los que acecha, pero también del desbordamiento de su deseo, de su obscura ansia e inclusive de la pulsión de implorar a su marido: matate, se transforman en los elementos nucleares de esta osada, contundente y sincera novela.
«Un jadeo de bestia acorralada por la jauría recorre desde el principio hasta el objetivo este relato obscuro y radiante. Estas páginas incandescentes son un llamado viejo: lo bestial al salve de lo humano. Este es un libro vivo, joven, desgarrado, de una hermosura salvaje, que se lee con esa respiración entrecortada con la que ha sido escrito» (Alicia Dujovne Ortiz).