En la Barcelona de 1980 Óscar Drai sueña despierto, deslumbrado por los palacios modernistas próximos al internado en el que estudia. En una de sus escapadas conoce a Marina, que comparte con Óscar la aventura de adentrarse en un enigma doloroso del pasado de la ciudad. Un misterioso personaje de la posguerra se propuso el mayor desafío imaginable, pero su ambición lo arrastró por sendas siniestras cuyas consecuencias debe abonar alguien todavía el día de hoy.
«Quince años más tarde, la memoria de aquel día volvió a mí. He visto a aquel muchacho deambulando entre las nieblas de la estación de Francia y el nombre de Marina se ha encendido de nuevo como una herida fresca. Todos poseemos un misterio encerrado bajo llave en el ático del alma. Éste es el mío.»