Cuando la convocan para formar parte de la Unidad de Crímenes sin Resolver que termina de crearse en el departamento de policía de Ryde, la localidad de la inglesa isla de Wight donde vive, Michelle sabe que debe aceptar para procurar que la pesadilla la deje en paz de una vez.
La situacion que la unidad debe resolver es el de Jodie McKinnon, una muchacha de veintidós años que murió asesinada cinco años atrás. En el sendero, la isla se revelará cada vez más aislada, mucho más aislante, como una mano que asfixia: un fiscal, un arquitecto adinerado, una maestra universitaria, un peluquera irascible, un muchacho violento, una prostituta, un video amateur, una joven que se exhibe para su vecino, una niña que se manda mensajes de texto con su mejor amigo. Como un mosaico que se crea solo y que encierra al lector con la solvencia de una tela de araña, la trama avanza por medio de esos y otros individuos.
Oscura, opresiva, agobiante es esta novedosa aparición de Andrea Milano en el policial. Escrita con un suspenso que aumenta página a página, la primera novela de la inspectora Kerrigan conforma un planeta lleno de pobreza y candor.