Al día después del 11-M, la librería Rafael Alberti de La capital española deseó que su escaparate se transformara en una profunda expresión de pensamiento, desde la poesía, en torno al absurdo, al horror y al dolor que se había manifestado en los atentados. Para esto, los libreros solicitaron contenidos escritos a algunos versistas, con la idea de exponerlos en aquellos cristales, tambiÈn como homenaje a las víctimas y a todos los madrileños que se habían volcado en aquella circunstancia. Exactamente el mismo día durante la noche empezaron a llegar los poemas, conque el escaparate de la librería se llenó de lamentos y de despedidas, al paso que no dejaban de llegar mucho más poemas. Entonces se pensó llevar la idea un poco mucho más lejos, en un libro que intentara ofrecer voz al silencio de los fallecidos o pudiese acompañar a algunos de los que se habían visto damnificados por la matanza. Enseguida se extendió la invitación a versistas de todas y cada una de las generaciones y tendencias, para que escribieran en las cuatro lenguas hispánicas. Este es el resultado de aquel llamamiento. Prácticamente un centenar de versistas han expresado lo que sintieron en aquella fría mañana de marzo. Los versistas no tenemos mucho más poder que el poder de las palabras. Aquí están las que entregamos a los que murieron en La capital española, a los que los lloraron y a los que hicieron todo cuanto estuvo en su mano por socorrerlos y consolarlos. Los resultados positivos de la venta de este libro serán para la Fundación Víctimas del Terrorismo.