Qué es un director ejecutivo de éxito? A la mayor parte de gente le viene a la mente una definición familiar: un dirigente experimentado con una enorme experiencia en el campo. Otros señalarán las cualidades de los llamados CEOs conocidos de hoy: carisma, capacidades de comunicación talentosas y un estilo de dirección seguro de sí mismo. Pero ¿qué importa verdaderamente en el momento en que se dirige una organización? ¿Cuál es el sello distintivo del inusual desempeño de un director ejecutivo? Sencillísimo, son los retornos en un largo plazo para los accionistas de esa empresa. En este libro revolucionario y contraintuitivo, el autor William Thorndike utiliza la sabiduría analítica de una triunfadora carrera en la inversión evaluando pausadamente el desempeño de compañías y de sus líderes. Conocerá a ocho CEOs individualistas cuyos retornos promedio de sus compañías superaron al S&P por un múltiplo de veinte, en otras palabras, una inversión de 10.000 dólares con cada uno de estos CEOs, de promedio, habría valido mucho más de 1,5 millones de dólares veinticinco años después. Es posible que no conozca todos sus nombres, pero va a reconocer sus compañías: General Cinema, Ralston Purina, The Washington Post Company, Berkshire Hathaway, General Dynamics, Capital Cities Broadcasting, TCI y Teledyne. En Los outsiders conocerá sus cualidades y sus métodos -llama la atención su rigidez e insuperable racionalidad- que ayudaron a estos líderes únicos a hallar un rendimiento inusual de este género. Humildes, sencillos y de manera frecuente frugales, estos “outsiders” rehuían a Wall Street y a la prensa y se sostenía apartados de las tendencias mucho más de moda de la nueva dirección. En cambio, compartían Usando de años de investigación y experiencia, Thorndike cuenta historias reveladoras, extrayendo lecciones y mostrando un modelo alterno embriagador para todo el que que esté entusiasmado en liderar una compañía o invertir en una y cosechar retornos expepcionales. cualidades concretas que les pusieron a ellos y a las compañías que lideraban en trayectorias ganadoras: una fijación por centrarse en el valor por acción en lugar de llevarlo a cabo en los beneficios o el crecimiento de las ventas; un talento inusual para la asignación de capital y los recursos humanos y la creencia de que el flujo de caja, no los beneficios reportados, establece el valor en un largo plazo de la compañía.