Bilhana, un poeta de renombre llegado de Cachemira a una corte de la India medieval, es solicitado por el rey de la educación de su única hija, una princesa en la flor de la edad. Entre las enseñanzas indispensables en aquella sociedad está la ciencia del erotismo, que el poeta da a entender a su acólita. De a poco, de la teoría pasan a la práctica, y entre profesor y alumna se establece una apasionada y vehemente relación, que pronto es descubierta por los espías cortesanos. Detenido el poeta, es juzgado sumariamente por el rey y condenado a morir por empalamiento. El cadalso se ubica en lo alto de una escalera de cincuenta escalones. Al subir por ellos, he aquí que el condenado, rememorando su reciente gozo y su pasión, comienza a recitar poemas, uno en todos y cada peldaño, recordando su amor y sus encuentros eróticos. Al llegar al último peldaño, el rey, impresionado por la hermosura de su poesía y por la honradez de su sentimiento, le excusa la vida y le autoriza a casarse con su hija. Tal es la historia o la leyenda que da sitio a esta colección de cincuenta poemas cariñosos, que tienen la posibilidad de situarse entre las mucho más bellas proyectos de la poesía erótica universal: un Cantar de los cantares sánscrito, con la efusión, el atrevimiento y la refinada sabiduría de la India tradicional, fielmente traducido en Benarés por el profesor Óscar Pujol.