Un pequeño terrateniente, Pável Ivánovich Chíchikov, se ocupa de obtener campesinos muertos para registrarlos como vivos y hallar así las tierras que se concedían a aquellos que tuvieran un cierto número de siervos. Gógol usa este argumento como pretexto para prestar la versión mucho más cruda y detestable del humano, consiguiendo que esta obra, publicada por vez primera en 1842, sea un clásico con una vigencia formidable en nuestro mundo actual. Alberto Gamón hizo un pasmante trabajo gráfico que profundiza en el artículo de esta edición, con nueva traducción de Marta Rebón. «Las ánimas muertas es el artículo de ficción que inaugura la formidable tradición de novelistas eslavos. Entonces van a venir, con nuevos bríos, Turguenev, Dostoievski, Tolstói, Gorki, etcetera. Todos reconocieron la maestría de Gógol, probada tambien en el polivalente genero del relato corto, como asegura la oración de Dostoievski: ÓTodos hemos salido de El capote de Gógol»». Carlos García Gual, El País