Si nos preguntaran si deseamos ser contentos, salvo casos extremos, la mayoría contestaríamos afirmativamente, pero si nos solicitaran que identificáramos las tres claves de la alegría, muchos de nosotros tendríamos dificultades para localizarlas.La experiencia como psicóloga me demostró que resulta irrealizable alcanzar la alegría si, previamente, no hemos aprendido a perdonarnos bien. Perdonarnos es una manera extraordinaria de querernos; sin embargo, hay bastante gente que dejaron de quererse en alguna etapa de su vida y arrastran las consecuencias de su carencia cariñosa, sin saber que pueden estudiar «hoy» a quererse mejor y sobrepasar así de forma positiva las experiencias y malas intenciones del «ayer».Cuando seamos dueños de nuestras conmuevas entenderemos llevar las riendas de nuestra vida. Pero perdonar no siempre significa olvidar; por lo menos no obligatoriamente. Perdonar nos va a ayudar a seguir aprendiendo de nuestras vivencias, a no perder nuestra autoestima y a sostener nuestroequilibrio emocional.Muchas personas me han planteado que, en el momento en que perdonamos, nos encontramos renunciando a ver los hechos con objetividad. Esta propuesta semeja lógica, pero no es acertada, y no es así por el hecho de que, exactamente, el hecho de perdonar nos libera de conmuevas que podrían llevarnos a análisis sesgados, que nos impedirían ver la verdad así como es