Tras fallecer su mujer de la que estaba profundamente enamorado, el Sr. Renan se ha refugiado en su ocupación favorita: el trabajo. Director de la mayor agencia de Bolsa del país, gracias a su tesón y a su inteligencia logra amontonar una incalculable fortuna. Pero llega un instante en el que se percata de que el dinero y el éxito no lo son todo y, de hecho, de que no ha aprendido a vivir. Escoge entonces, en compañía de Vinícus, su fiel chófer, recorrer el humilde vecindario en el que nació. Esa tarde que de entrada no era más que la inocente y nostálgica visita de un triunfador a sus orígenes, se transformó en la ocasión para una transformación radical en su vida. El Sr. Renán conoce a la señora Bienvenida que le replanteará toda su escala de valores y plantará en su corazón la semilla de Dios, la única riqueza eterna y también inmutable.