Ese pequeño gesto ya se merece un cuento. Por el hecho de que cómo él mismo se pregunta ¿Quién decide lo que es femenino y masculino? ¿Por qué consentimos que haya reacciones indignas de niñas o de niños?
Nuestro Luca se atrevió a cuestionar las reglas que otros y otras construyeron para él y se enfrentó al mundo, su planeta, nuestro planeta. Deseamos contar su crónica pues todos y todas y cada una somos Luca cada día, y si escogemos la opción valeroso quizás mañana conoceremos a un Paco que vaya con falda al instituto y absolutamente nadie se reirá de él. Y Paco no será nada más y nada menos Paco.
Jamás es ni bastante pronto ni demasiado tarde para combatir contra las cosas absurdas de la vida.