Solamente regresar está entre las manos con un nuevo caso. Alguien está asesinando de forma sistemática a jóvenes nómadas cuyos cuerpos aparecen tirados en el centro de la ciudad. El jefe de un clan gitano, al que pertenecen varios de los jóvenes, le encarga que investigue las muertes.
Aun en su estado de hoy, hundido entre la cerveza y la cocaína, Jack Taylor sostiene su extraña capacidad para entender dónde ver, qué preguntas llevar a cabo, y con la ayuda de un policía inglés parece resolver la situacion.
Exactamente la misma en su anterior caso, Maderos (asimismo publicada en Tropismos), Jack Taylor prosigue desplegando aquí su mucho más negro y ácido sentido del humor.