La Historia De Mi Vida

El cine, la televisión y los compendios infantiles han publicado extensamente la figura de Helen Keller (Tuscumbia, 1880-Easton, 1968), esa maravillosa mujer que, más allá de parecer estar destinada a vivir prácticamente separada del mundo, por ciega y sordomuda, inverosímil y milagrosamente, superó todas sus imposibilidades y vivió una larga vida dando charlas y escribiendo libros; uno, Light in my Darkness, sobre el intrincado y sutilísimo místico sueco Emanuel Swedenborg.Este otro libro, The Story of my Life, lo escribió mientras aún se encontraba en la facultad con el apoyo de su institutriz y amiga Anne Sullivan y del marido de esta, John Macy. Fue anunciado por primera vez en 1903, en el momento en que la autora contaba 22 años. La presente edición rescata la de la temprana, primera y única hasta el día de hoy, edición de españa (1905). Fue traducido por una de las más refulgentes escritoras españolas del primer tercio del siglo XX, Carmen de Burgos «Colombine», hoy día un tanto olvidada.La crónica de mi vida de Helen Keller, sigue siendo, más allá de más de un siglo de descuido editorial, un hermoso y ejemplar testimonio de superación y valentía humanas contra el que no podrá el olvido.Helen Keller. Nació en 1880, y antes de cumplir un par de años de vida perdió la visión y el oído en el lapso de una patología. «Durante prácticamente seis años», dice, «viví privada del menor concepto sobre la naturaleza o la cabeza, la muerte o Dios. Puede decirse que pensaba con mi cuerpo, y, sin excepción, los recuerdos de aquella temporada están relacionados con el tacto… No había una chispa de emoción o racionalidad en esos recuerdos clarísimos, aunque únicamente corporales; podía compararme con un insensible pedazo de corcho. De repente, sin que recuerde el sitio, el tiempo o el trámite exacto, sentí en el cerebro el encontronazo de otra cabeza y desperté al lenguaje, el saber, el cariño, a las habituales nociones acerca de la naturaleza, el bien y el mal».Poco a poco, aprendió los nombres de las cosas que podía tocar; aprendió a hablar y a escuchar con las manos. Aprendió a escribir y a mecanografiar. Fue aceptada en el Radcliffe College, y allí curso estudios. Ninguna mujer de su temporada ha sido tan justamente celebrada.