La ruta fue la segunda distribución de la trilogía de Barea La forja de un rebelde, entre los ciclos narrativos mucho más simbólicos de la novela del exilio. En ella Barea muestra su experiencia como soldado en la campaña africana que tuvo entre sus días el terrible «desastre de Annual», aldabanazo que provocó una importante conciencia crítica entre la ciudadanía y las fuerzas políticas que pusieron en cuestión la legitimidad de la corona y la efectividad y honradez de ciertos altos jefes militares. Una situación que se soluciona, en parte, con la Dictadura de Primo de Rivera y con la revancha que supuso el desembarco de Alhucemas. La narración de Barea abarca, al lado de la aventura personal, la reflexión crítica, con casi veinte años de perspectiva, de aquel último episodio de nuestro maltrecho imperio de ultramar, destacando tanto la ignorancia de un Ejército llevado forzosamente al matadero del Rif como la casi total corrupción que abundaba en el seno del mismo en una guerra que sólo obedeció a los intereses económicos de una minoría, por más que se explicara como la labor española por civilizar un territorio atrasado, bajo el rimbombate título de «El Protectorado de Marruecos». La ruta, como los otros dos volúmenes de la serie, La forja y La llama, se reedita en la presente ocasión provista, por vez primera, de una abundante anotación y de un extenso estudio preliminar al cargo de Gregorio Torres Nebrera, catedrático de la Universidad de Extremadura.