Lisbeth Salander está dispuesta para la batalla final contra la única persona que, siendo idéntica a ella, es su opuesta en todo: su hermana Camilla. Pero en esta ocasión, Lisbeth tomará la idea.
Dejó atrás Estocolmo, lleva un nuevo peinado y se ha quitado los piercings. Podría pasar por una ejecutiva mucho más. Pero las ejecutivas no esconden una pistola bajo la americana, no son piratas informáticos expertas ni llevan cicatrices ni tatuajes que les recuerdan que han sobrevivido a lo imposible.
Mikael Blomkvist, por su parte, está investigando la muerte de un indigente del que solo se sabe que ha fallecido pronunciando el nombre del ministro de Defensa del gobierno sueco y que guardaba el número de teléfono del periodista en el bolsillo. Mikael precisará la ayuda de Lisbeth, pero para ella el pasado es una bomba a punto de explotar.