Oculto en lo más recóndito de la biblioteca, separado del resto de los anaqueles por una reja cerrada bajo tres llaves está «el infierno», el lugar donde se custodian los libros prohibidos por el Santurrón Oficio. Son escritos astrológicos, tratados de alquimia, manuales demoníacos cuya posesión era fundamento bastante para acabar encerrado en las temibles cárceles de la Inquisición. Tal fue la situacion de la hechicera María Sánchez de la Rosa, el astrólogo judiciario Juan Ramírez o el alquimista Diego Alonso Medrano, varios de los protagonistas que pasean sus conocimientos demoníacos por las páginas de este libro, verdadero compendio de las artes mágicas objeto de persecución de jueces y también inquisidores. Si bien semejan arquetipos salidos de una España mágica, todos y cada uno de los individuos aquí retratados fueron hombres y mujeres de carne y hueso. Estudiosos como Mar Rey Bueno nos devuelven sus vivencias, tan reales como inusuales, que pertenecen a nuestro pasado y que indudablemente han contribuido a constituir nuestra sociedad. Conocerlas es asombrarse, pero también entender.