La vida de esta familia se convierte, día a día, año tras año, en una lucha incesante por la supervivencia y la superación.
Tras una serie de trifulcas y atentados Marruecos consigue su independencia. Los judíos les charlan de aquellos que se han marchado a Venezuela en busca de fortuna.
Así, en 1957 toda la familia se traslada a Caracas. Diego ya tiene 17 años y empieza de inmediato a trabajar. A partir de este instante empieza para él una vibrante carrera por un ideal de independencia, dignidad y superación profesional. Esta incesante huida hacia adelante lo va a llevar a recorrer el conjunto de naciones americano de norte a sur. Pero el paraíso venezolano los seducirá. Su historia lejos de ser apacible se llenará de aventuras, con ocasiones cómicas o peligrosas.
Diego nos cuenta sus vivencias, de qué manera era la vida tanto en Rio de Janeiro donde tiene una inquietante experiencia con la macúmba brasileña, como en la Caracas de aquellos tiempos, con la corrupción política, los hurtos o los policías y sus mordidas. Esto sienta las bases para comprender por qué Diego toma en el final una decisión que regresa a mudar sus vidas para siempre.»