Es indispensable reportar a las nuevas generaciones de América y al público de otras latitudes, entusiasmado en el saber de la Historia de Preamérica, que en nuestros centros educativos en todo el mundo se ha menospreciado el estudio de la Historia de las clases de libros y los sistemas de escritura preamericanos centrándose, contados estudiosos en indagar acerca de los libros centroamericanos, es decir que han acaparado únicamente el tema de los libros mayas y aztecas y de sus sistemas de escritura, cuyos símbolos en inmensidad de casos se han interpretados de forma antojadiza; tratando estos estudios de forma superficial, sin contar con la opinión de los Guardianes de la Tradición Sagrada y ante todo sin realizar sus trabajos a conciencia y con compromiso. Por ejemplo hasta el presente ningún historiador nos ha informado de que los libros plegables de papel de las etnias azteca y maya eran una invención y una industria montada a enorme escala por las Mujeres que integraban la Dinastía Lunar. Hasta el Editorial de la Nat Geo Society, de Norteamérica, se permite publicar libros y revistas con imágenes falsas concebidas por sus ilustradores, en que se señala la fabricación de los libros plegables de papel, a cargo de los hombres mayas, lo que es completamente falso. Se debe a la forma de pensar machista de los historiadores, que han ignorado este conocimiento trascendental. Este pertence a los temas esenciales que se ignoran en nuestra historia: la aportación fundamental de las Mujeres de la Dinastía Lunar a la evolución de la civilización preamericana y del mundo. Se ha ignorado completamente que la Dinastía Lunar tenía su sistema de escritura: Uri, geométrico matemático, que precisaba de claves matemáticas para poder traducirlo y se encontraba relacionado con la Filosofía religiosa de la Red social Cósmica y con la Astronomía. Este fue el primer sistema de escritura de la Humanidad, desarrollado y publicado por las Mujeres que formaban la Dinastía Lunar en Preamérica. La utilización de la Tinta negra y roja, también de su propia invención, era de empleo exclusivo de las Hijas de la Luna.