Todos envidiamos el aristocrático desapego con el que los gatos contemplan el mundo y lo cómodos que semejan sentirse en su propio pellejo, como si supieran algo primordial que nosotros ignoramos. John Gray, uno de los enormes pensadores de nuestra época, protege que disponemos mucho que estudiar de los gatos y de su comportamiento, y partiendo de su experiencia personal con estos misteriosos y carismáticos animales, y acudiendo asimismo a las refulgentes páginas que les han dedicado autores como Montaigne, Junichiro Tanizaki o Patricia Highsmith, nos ofrece una suerte de filosofía felina que sirva de guía para una vida más genuina y tranquila. Las preguntas sobre el sentido de la presencia y el secreto de la felicidad nos persiguen desde los albores de la civilización, y quizá en esas lides, sugiere Gray, los gatos sean tan buenos profesores como los enormes filósofos. Todos envidiamos el aristocrático desapego con el que los gatos contemplan el mundo y lo cómodos que semejan sentirse en su propio pellejo, como si supieran algo primordial que nosotros ignoramos. John Gray, uno de los enormes pensadores de nuestra época, protege que disponemos mucho que estudiar de los gatos y de su comportamiento, y partiendo de su experiencia personal con estos misteriosos y carismáticos animales, y acudiendo asimismo a las refulgentes páginas que les han dedicado autores como Montaigne, Junichiro Tanizaki o Patricia Highsmith, nos ofrece una suerte de filosofía felina que sirva de guía para una vida más genuina y tranquila. Las preguntas sobre el sentido de la presencia y el secreto de la felicidad nos persiguen desde los albores de la civilización, y quizá en esas lides, sugiere Gray, los gatos sean tan buenos profesores como los enormes filósofos.