«No soy Modersohn y tampoco ahora Paula Becker. Soy quien soy y espero serlo todavía considerablemente más», escribió la pintora Paula Modersohn-Becker al poeta Rilke en una carta en 1906. En el umbral del siglo XX, la artista lo apostó todo para ser «alguien». Y se transformó en la mucho más osado innovadora, desafiando siglos de representación del cuerpo femenino y de la vida doméstica en el arte. Antes de ella, ninguna pintora se había retratado desviste, ni embarazada, ni había representado a mamás desvistes amamantando a sus bebés. Darrieussecq exhibe su lucha entre los hombres y artistas de su tiempo, sus amistades, su profundo deseo de expresión y también independencia. Y lanza luz sobre la extrema contrariedad a la que se han enfrentado las mujeres para proseguir carreras artísticas y lograr el reconocimiento.