Elogio De La Madrastra

Con la sabiduría del meticuloso observador que es y merced a la seductora liturgia del bien contar, Vargas Llosa nos induce sin paliativos a dejarnos prender en internet sutil de perversidad que, poco a poco, va enmarañando y ensombreciendo las poco comúnes armonía y felicidad que unen en la plena satisfacción de sus deseos a la sensual doña Lucrecia, la madrastra, a don Rigoberto, el padre, solitario practicante de rituales higienicos y fantaseador apasionado de su amada esposa, y al inquietante Fonchito, el hijo, cuya angelical presencia y anhelante mirada semejan corromperlo todo. La reflexión múltiple sobre la felicidad, sus oscuras motivaciones y los paradójicos entresijos del poder putrefactor de la inocencia, que subyace en cada una de sus páginas, mantiene una narración que cumple con las exigencias del genero sin por este motivo deslucir la rica filigrana poetica de la escritura.