El vicario Robert Ozire llega a su novedosa parroquia de Nibbleswicke. El párroco se encontraba un tanto inquieto, en tanto que no conocía a absolutamente nadie en la comunidad, iba a estar totalmente solo y no sabía si haría bien el trabajo. Por estos motivos, su antigua dislexia resurge, y empieza a pronunciar ciertas palabras de la oración del revés. Al llegar al pueblo todos suponen que el nuevo reverendo está ido, pero es que ellos no saben de su padecimiento. Cuando el vicario se da cuenta que algo anda mal va al doctor. Este le enseña sobre su situación y le afirma que la única forma de ayudarlo es que él camine del revés y de esta forma las palabras saldrán al derecho; para ayudarse, se amarra un espejo en la cabeza. Desde entonces todo cambia y la multitud de Nibbleswicke comprende qué ocurre y se toma el inconveniente con sentido del humor: ahora hasta las misas les resultan amenas.