El joven Yalmar rige un reino donde se prohibe sacrificios de animales y hombres. Igual altares y adoración a seres que son hombres aunque con enorme tecnología. Aijhad, amigo de la niñez, le traiciona y ambiciona la nación de Aimon donde reina Yalmar. Este viaja a un plano pidiendo auxilio de Saikiel, Arcángel del centro de la galaxia. Después de varias batallas, donde Yalmar cae desgastado, la naturaleza actúa contra quienes las destruyen por medio del lobo Aiman y su prole, y otras bestias que, contra esos que derruyen su hábitat y dominio, en conjunto son la venganza de nuestra naturaleza, dando un final insólito y también imprevisto a la contienda. Acaba el poema con el lamento de Yalmar sobre las ruinas de Aimon y sobre el futuro de su desaparición a un plano donde todos los amigos desaparecidos, tierra quemada y paisajes, renacen junto al reino de Saikiel.