Un individuo enormemente sensible es aquella que posee un sistema neurosensorial más creado y perceptivo que el de la mayor parte. Esta capacidad para capturar los detalles del ambiente frecuenta provocar saturación sensorial, bloqueo y ansiedad, un exceso de estímulos que nos abruma y agota, y que aun puede llegar a enfermarnos.
Pero si bien la sensibilidad extrema se asocia al perfeccionismo, la desconfianza y la vulnerabilidad, también está relacionada con la creatividad, la empatía y un elevado sentido de la justicia y la comprensión hacia el otro.
En este libro, la terapeuta Kathrin Sohst nos asiste a descubrir si pertenecemos a ese 20 por ciento de la población enormemente sensible y nos da pautas para sacar el máximo potencial a este don que nos deja apreciar todos los matices de la vida.