«The dream is over» cantaba John Lennon en 1970, el sueño de los «felices» sesenta acababa su viaje hipster.
En 1957, Norman Mailer, que vivió el nacimiento de una nueva visión de la vida por la parte de los jóvenes norteamericanos —y que, de cierto modo, la compartió— profundiza ya en el mundo Hip, en su filosofía, en su lenguaje, en sus actos y actitudes. Para el, el joven que participa de esa incredulidad colectiva, por una parte, en las expresiones de los hombres que detienen bastante dinero y poder y, por otra, en las ideas socialmente monolíticas de la pareja, la familia, la vida cariñosa, no posee otra salida que marginarse. En este «ponerse afuera», el joven blanco está del brazo del negro, viviendo como el de su música, su cultura y su rabia, hasta el punto de que «el hipster absorbe las sinopsis existenciales del negro y en la práctica puede ser considerado como un negro blanco«.
Ningún artículo de hoy, cuando ya una cierta visión permitiría una mirada sosegada hacia esta «novedosa filosofía», supera este análisis riguroso, y a la vez apasionado, de un fenómeno que todavía es para muchos incomprensible, pero que ha cambiado irreversiblemente ideas y costumbres en el mundo entero.