Una desaparición. Un pueblo pequeño. Una pregunta pendiente de respuesta…
Cal Hooper pensaba que retirarse a un pueblo perdido de Irlanda y dedicarse a reformar una casita sería la enorme evasión. Despues de veinticinco años en el cuerpo de policía de Chicago, y tras un divorcio lamentable, lo único que quiere es construir una vida nueva en un sitio bonito donde haya un buen pub y nunca pase nada.
Hasta el momento en que un buen día un chico del pueblo va a verlo para pedirle asistencia. Su hermano ha desaparecido y a nadie parece importarle, menos aún a la policía. Cal no quiere comprender nada de ninguna investigación, pero algo indefinido le impide desentenderse.
Cal no va a tardar en descubrir que aun en el pueblecito mucho más idílico se escoden misterios, la gente no es siempre lo que parece y los inconvenientes tienen la posibilidad de venir a llamar a tu puerta.
La que es la mucho más brillante escritora de suspense de nuestros días teje un magistral relato que corta la respiración por la hermosura y la intriga que destila, al tiempo que piensa sobre de qué manera decidimos lo que está bien y lo que está mal en un planeta en que ni lo uno ni lo otro es tan sencillo, y a que nos arriesgamos cuando nos confundimos.