O sea la crónica de un delito: del asesinato de la realidad. Y del exterminio de una ilusión: la ilusión vital, la ilusión extremista de todo el mundo. Si el delito fuera especial, asimismo este libro habría de ser especial, ya que desea ser la reconstitución del delito. Lamentablemente, el delito nunca es especial. Por otra parte, en este libro negro de la desaparición de lo real, no han podido ser descubiertos los móviles ni los autores, y el cadáver de lo real nunca fué encontrado. En cuanto a la iniciativa que encabeza el libro, tampoco ha podido ser descubierta nunca. Era el arma del delito. Más allá de que el delito nunca es especial, la perfección, por su lado, siempre y en todo momento es criminal, como su mismo nombre señala. En el delito especial, la perfección misma es el delito, del mismo modo que en la transparencia del mal, la transparencia misma es el mal. Pero la perfección siempre y en todo momento es castigada: el castigo de la perfección es la reproducción. Si las secuelas del delito son perpetuas, no hay ni asesino ni víctima. De haber ciertos 2, un día u otro se conocería el misterio, y se resolvería el desarrollo criminal. El misterio, a fin de cuentas, es que los 2 se confundan: En último caso, el asesino y la víctima son solo una persona. No podemos concebir la unidad de la raza humana si no podemos concebir, en su horror, la verdad de esta última equivalencia (Eric Gans).En último caso, el objeto y el sujeto son lo mismo. No podemos entender la esencia de todo el mundo si no podemos entender, en su ironía, la verdad de esta equivalencia extremista.