¿Y si hubiese un serial killer de sevillanas maneras? ¿Y si mandara una nota al A.C.tras cada crimen? ¿Qué pasaría si se confabulara con sus compinches en Cash Badia, alternara en El Espectacular o se hablara de él en el Garlochi? ¿Y si los sospechosos fueran caras conocidas de la Sevilla más clásico? ¿Soportaría el presidente de entre los equipos de fútbol de la ciudad un interrogatorio sobre un asesinato solamente con un zumo de naranja? ¿O un artista de la canción rápida? ¿Y una pareja de humoristas? ¿Y todos los demás? ¿Y si ese violento paisano asesinara… con una afilada regañá y sólo a modernos que no comulgan con las esencias de la ciudad? Ya está aquí la novela que Sevilla no quiere que leas.