¿El cariño puro? Un amor condicional cuyo último criterio sería el rechazo de toda recompensa, un amor que hallaría su goce en la ruina de todo goce y causaría al lado de la pérdida de sí, la pérdida del amor e incluso la pérdida de Dios. Las figuras del amor puro que jalonan este libro hallan sus fuentes en el fondo común de la civilización occidental : en Platón, en ciertos versículos bíblicos, en San Pablo, San Agustín, Bocaccio o Petrarca. Como historiador del cristianismo; Le Brun recorre veinticinco siglos de tentativas para meditar ese amor impensable. Los debates teológicos que fueron cruciales a objetivos del S XVII, una vez fuera de la teología, no dejaron de inspirar las concepciones novelescas, la filosofía y el psicoanálisis. Kant, Schopenhauer, entre otros muchos, son invitados al banquete, en compañía de Sacher-Masoch, Heidegger y Claudel. El creador redefine las preparaciones teológicas desde el criterio antropológico sobre el amor católico en lo que juega un papel fundamental el psicoaná