A quien sea correcto: Sirvan estas líneas para comunicar formalmente mi renuncia en Parker International (y a su arrogante y transigente director), efectiva a partir de hoy en un par de semanas. Ha sido una resolución MUY FÁCIL de tomar, dado que los 2 últimos años fueron un horror total. Quisiera que su novedosa asistente ejecutiva tenga toda la fortuna de todo el mundo (la necesitará), y si mi jefe me necesita para cualquier cosa en estas un par de semanas, que alguien le diga que puede apañárselas solo. Un saludo (no tan) cordial. Tara Lauren. Este es el aviso de dimisión que debí haber mandado con un par de semanas de antelación a mi jefe, por el hecho de que la versión profesional —aquella en la que afirmaba sentirme «agradecida por la oportunidad» y «honrada por haber tenido tan gratificantes vivencias»— fue rechazada con esa sonrisilla hot tan suya y ese «es altamente recomendable que lea usted la letra pequeña del contrato». Y lo hice. Ahora me percato de que, a menos que finja mi muerte, le envenene o encuentre la manera de renegociar ese contrato imposible de entender, estoy atrapada haciendo un trabajo para entre los jefes mucho más engreídos y bordes de todo Nueva York. Y entonces, en el momento en que creía que nada podía proceder a peor, me llama anoche a última hora con una proposición difícil de opinar…