Una reflexión rigurosa que quiere contribuir a tomar conciencia de que una buena salud psicológica es una parte del sendero hacia la alegría.
En un momento u otro de la vida hace aparición el mal. Las vivencias positivas, las capacidades aprendidas y la cercanía activa de otras personas acostumbran a asistirnos a superarlo. Pero no siempre es así, y el malestar de vivir encajados en una existencia que no queremos hace que todo se trastorne.
Sea cual sea la situación, se trata de modificaciones de una parte de la salud, la mental, para la que no hay acuerdo sobre cómo describirla, cómo explicarla, cómo dedicarle la atención adecuada, y así nos hallamos inmersos en una suerte de autoservicio de las terapias, en una administración interesada de los fármacos, en una sepa de escucha y acompañamiento.
Este libro quiere contribuir a tener una visión personal mucho más coherente sobre la salud y las anomalías de la salud mentales; comunicar un alegato popular que aporte y que no segregue; agrandar el conjunto de los profesionales que distribuyen una visión integradora y que dan respuestas que humanizan; exigir a nuestros responsables políticos una planificación coherente y no la venta de etiquetas y servicios etiquetados para sanar las anomalías de la salud mentales.